Tél

06 52 06 63 00

E-mail

orench.anna@gmail.com

No sé qué cantidad de Impatients habré tomado en mi vida, pero estoy segura de que se puede contar por litros. De hecho, entre las botellitas de flores de bach que se acumulan en la repisa de mi cocina, destaca Impatients, pues la compré de tamaño grande, dada la necesidad que tengo de ella. Porque si hay una flor con la que me identifique al 100%, esta es la Impatiens glandulifera.

Tomar esta flor durante esta semana ha sido como ducharme dentro de una piscina: mi ser no ha registrado el impacto puesto que constantemente está sometido a ella. Pero es que mi deuda para con Impatiens es de por vida, casi kármica, diría yo, por lo que me hubiese sorprendido realmente experimentar algún cambio substancial de repente.

En efecto, mi capacidad de espera es nimia, mi tolerancia para con los lentos es escasa, y pienso, ando, como y vivo, en general, de prisa. Cuando he viajado por américa del sur, por más que adoro ese continente, he padecido niveles muy, muy altos de frustración debido al apaciguado ritmo de aquellos pueblos. Y esta característica mía es, en parte, responsable de que haya acabado montándome mi propio negocio, y así poder trabajar a mi ritmo. Como terapeuta sé que no es sano vivir acelerada, y como ser humano entrado en la cuarentena, se que no te hace popular entre los allegados. Por ello, también he aprendido a reprimir algunos impulsos, a veces, y a disminuir el paso cuando voy en grupo. Pero la maratón va por dentro.

Así que he tomado Impatients con fe pero con pocas expectativas, y aún así, algo he aprendido. Pues se han dado un par de circustancias estos días que tentaron mi impulsividad, la cual, obviamente, se salió con la suya. Sin embargo fui capaz dar el paso pero con la prudencia de hacerlo de manera que pudiera desandar lo andado. Porque Impatients me ayudó a racionalizar mi impaciencia y, apoyada además en previas experiencias en casos similares, permitir que el buen juicio contrarrestase al impulso.

Si, todo un trabajo, pero es lo que hay con esta tendencia a ir a mil. Se que estaré tomando Impatients durante mucho tiempo y, quizás ayudada por la edad y futuras experiencias, consiga algún día viajar por latinoamérica sin exasperarme en la parada del autobús, o en la cola del banco. De mientras, respiro hondo y ordeno las botellitas de flores en mi cocina, Impatients la primera.

Próxima semana: Larch (Larix decidua)

Articles recommandés