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Cuando salimos del cementerio, la imagen del nicho-santuario flota todavía en mi mente, incluyendo la presencia de un par de mujeres que, al tiempo que nosotros, sentados en el suelo, escribíamos deseos en los pequeños pergaminos, ellas honraban la tumba del Santet con flores y velas.


Hasta que llegamos al coche, el cual me saca del misterio del Santet para devolverme al misterio de la caja negra, que tan celosamente guarda su maletero. Una vez dentro, emprendemos un nuevo rumbo, hacia la montaña (!) según me anticipan Pedro y Andrea, y de camino paramos a dar cuenta de unos platos tibetanos en el “Katmandú” de Córcega con Bailén, para cargar pilas.

Lo de la montaña era un poco exagerado, en realidad paramos en Vallcarca, territorio bastante desconocido para mí (soy más de mar, yo) y me conducen por una cuesta hasta llegar ante una finca de cierto aspecto gaudiniano, que nunca había visto.

La casa es muy bonita, pero no entiendo qué hacemos aquí, no tiene pinta de haber sido morada de santos ni brujas, ni tampoco creo que fuese un hospital en otro tiempo. Pedro me saca de dudas y me cuenta una peculiar historia.

Corría la primera década del siglo XX cuando un reputado médico barcelonés, el Dr. Sansalvador, compró el terreno donde se edifica la finca. Originalmente planeó construir dos casas, una de veraneo para su familia (en tiempos en que Vallcarca era realmente la “montaña”), y otra destinada a su alquiler. Encargó el proyecto a Josep María Jujol, conocido discípulo de Gaudí, lo que explica la inevitable y evidente influencia del maestro en el estilo de la casa.

Aconteció que en el proceso de las obras decidieron cavar un pozo para el suministro de agua, la cual fue llevada a analizar para comprobar su potabilidad. Para sorpresa de todos, el agua resultó contener rastros de actividad radiológica. Lo que hoy día nos haría huir de la finca, fue motivo de júbilo en la época dado el reciente descubrimiento de la radiación por Marie Curie, y la creencia generalizada, de que la radiación aportaba beneficios para la salud. Angelicos, creían que habían encontrado oro líquido. Pero, aunque no lo fueran, el Dr. Sansalvador, tanto por una visión médica como comercial, decidió explotar ese pequeño filón, e hizo modificar todo el proyecto de la casa, cavar túneles para acceder mejor al pozo así como una planta embotelladora, y sacó al mercado el “Agua Radial”, producto de farmacia que alcanzó gran popularidad.

Cuentan las malas lenguas que, en realidad, se exageraron las propiedades del producto, asegurando que era aperitivo, diurético y laxante, para darle publicidad, y conseguir así la popularidad de la que gozó durante un tiempo. Que fuese laxante, sin embargo, no lo dudo lo más mínimo.

En 1917 se edificó una casa en la parte superior de la finca, destinada al alquiler, y la casa Sansalvador, como pasó a llamarse, gozó de unos años de esplendor.

Pasados los mismos, el pozo se secó (afortunadamente), la planta embotelladora se cerró y los herederos del Doctor perdieron interés en la casa, hasta que, unos años más tarde, la familia cedió la propiedad al Ayuntamiento en estado ruinoso y actualmente, después de su restauración, alberga la sede del Taller d’Història de Gràcia.

¿Y yo por qué no había oído nunca hablar de este agua? En fin, de cualquier modo, me alegro no haberla bebido, todos sabemos que Marie Curie ¡murió de cáncer!

Descendemos la cuesta del Passeig de la Mare de Dèu del Coll, pero no sin hacer primero una pequeña visita al parque vecino, el de La Creueta del Coll, desde el cual podemos ver, en lo alto, la casa superior de la finca Sansalvador, la cual a diferencia de la entrada en la casa, no tiene aspecto gaudiniano, sin más bien hichcockiano, con un halo tenebroso a su alrededor. Y una de las persianas está a media asta, ¿quién habrá dentro?

En el parque, nos acercamos al lago que en él se encuentra, para observar la escultura de Chillida suspendida sobre el agua. Primera vez, también, que veo esto. Casi me avergüenza mi ignorancia, sobretodo teniendo en cuenta que uno de mis anfitriones lleva apenas un año en la ciudad, y ya conoce todas estas cosas chulas que yo apenas vengo a descubrir.

Si es que tengo que venir más a la montaña.

Próxima visita: EL CONVENT DE LES EGIPCÍAQUES

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  1. No coneixia la història d'aquest aigua “miraculosa”. Encara que no em sorprèn, a Collserola existeixen zones amb un alt índex de radioactivitat natural pel tipus de roca de la zona. Molt interessant tot, us ho vau haver de passar molt bé… quina sort!I tens raó, cal sortir més a conèixer els llocs de Barcelona. Hi ha molts i molt interessants.Espero el fascicle número tres de les teves aventures.Ptnts!

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