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La Obesidad Infantil (OI) es, en países desarrollados y en aquellos en vías de desarrollo, una realidad actual que ha ido evolucionando en las últimas décadas y que ha tomado, a día de hoy, dimensiones epidémicas. Nuestro país se encuentra a la cabeza de los países europeos en cuanto a porcentaje de niños y niñas obesos.

De entre las causas que la generan destaca la modifiación de hábitos alimenticios, entre ellos la aparición de comida rápida, que suele ser hiper-energética, el sedentarismo asociado al desarrollo de las nuevas tecnologías (ordendores y vídeo-juegos), y también la genética, puesto que cada vez más, investigadores identifican mutaciones del genoma humano, responsables en mayor o menor medida de la obesidad. Sin embargo, debido al corto período de tiempo en el que se ha multiplicado la incidencia de esta enfermedad, la genética tan sólo puede responsabilizarse parcialment por la misma. Por otra parte, los factores socioeconómicos son determinantes, puesto que se reporta un mayor porcentaje de casos de obesidad en minorías étnicas. Asímismo, los factores psicológicos y emocionales son cruciales, debido a la estrecha relación entre alimentación y afecto (por la asociación entre la madre y el afecto, así como entre la madre y la alimentación primaria, lo cual asocia, a su vez, la alimentación con el afecto).

La OI alarma a los organismos sanitarios, dada su implicación en el desaroollo de otros trastornos de la salud. En efecto, esta enfermedad es un factor de riesgo o está íntimamente ligada con las enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, la diabetes mellitus tipo II, y la hipertensión arterial, principalmente. Pero también se ha demostrado a través de diferentes estudios clínicos la influencia de la obesidad en algunos problemas ortopédicos, psicosociales, en trastornos del sueño, problemas ginecológicos, caries dental y osteoporosis, que pueden manifestarse más adelante en la vida. Del mismo modo, la obesidad es un factor de riesgo para las complicaciones quirúrgicas.

La prevención y el tratamiento de la OI están muy relacionados entre ellos, puesto que muchas de las medidas que resuelven el problema (dieta y ejercicio principalmente) son cruciales a nivel de prevención también. Existen fármacos y cirugía para el tratamiento de la OI aunque se reservan para casos en que el problema no desaparece con una modificación de hábitos alimenticios y de vida. Las esferas implicadas en la prevención y el tratamiento incluyen organismos internacionales (OMS), administraciones públicas (Ministerio de Sanidad, organismos autonómicos), escuelas y medios de comunicación, pero sobretodo el ámbito familiar, siendo esta la pieza clave para producir cambios substanciales en los hábitos del niño. Por otra parte, la planificación familiar y la lactancia materna juegan también un papel fundamental al ser crucial la dieta de la madre tanto en la gestación como antes de ella, y durante la lactancia. Y la lactancia misma como protectora de la obesidad infantil.

Este es un problema multidimensional, producto tanto de los cambios socioculturales como de la disposición genética del ser humano, cuyo enfoque terapéutico debe individualizarse teniendo en cuenta los distintos factores que toman parte en él. En cualquier caso, la solución pasa por una reeducación nutricional y de hábitos de vida, y sobretodo de una implicación directa y activa por parte de la familia y otras instituciones que rodean e influyen al niño.

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  1. Hola Ana. Claro, pobres chicos, la culpa es de los padres, las escuelas, la televisión, las multinacionales alimenticias y, en último término, de las administraciones públicas y la sociedad en general. En cuanto a la dieta mediterrána de la que tanto nos enorgullecemos, reconozcamos que es un mito, ya que nadie la sigue. Sin embargo, cada vez existen más iniciativas como el “slow food” http://slowfood.es/ que promueven la reeducación alimentaria, y programas de comedores de escuelas que incluyen opciones saludables. O sea que hay esperanza y hay que trabajar desde el inmenso potencial positivo que tenemos los humanos y que cada día más estamos despertando. Saludos!!

  2. Com sempre molt interessant el teu article.Crec que es cuida molt l'alimentació dels nens els primers dos, tres anys i després la gent es relaxa. Jo intento que portin una dieta equilibrada i limitar “la bolleria”, però crec que podria fer més.Montse.

  3. Hola Montse. M'agrada la teva observació respecte a que es cuida molt l'alimentació els primers dos o tres anys, fins al punt de la paranoia, per després anar a l'altre extrem. No m'havia aturat a pensar això, però tú que tens nens ho saps molt bé. Suposo que també deu costar lluitar contra tot el bombardeig publicitari, i contra alguns nefastos hàbits alimenticis en que hem caigut en aquesta societat. Però és important tenir-ne consciència, no? Gràcies pel comentari!!!

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