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“Se como el agua” dijo una vez un Maestro. Y aunque no creo que se refiriese al Agua de Roca, lo que venía a decir describe perfectamente este remedio floral. Pues sus palabras nos instan a desprendernos de nuestra forma y moldearnos en aquello que nos contiene, como hace el agua, que dentro de una vasija, es vasija, y dentro de una botella es botella, sin dejar de ser agua.

Sabias palabras en las que no he venido a caer en cuenta hasta después de dos semanas de tomar esta flor (que en realidad no es una flor, sino puro agua de manantial), y preguntarme cuál sería la revelación.

Ser como el agua es, también, conectar con nuestro lado Yin, el lado receptivo, pasivo, maleable, que generalmente se asocia con la debilidad, olvidando que el agua del río tiene la capacidad de erosionar una piedra gracias a la fuerza de su perseverancia.

Y ciertamente, Rock Water viene a recordar que la flexibilidad no es más que un signo de fortaleza, como la caña de bambú capaz de doblarse en un ángulo muy cerrado sin partirse, y que la rigidez se acaba quebrando.

En mi caso, la toma de las gotas me ha puesto en contacto con esa facilidad que tiene el agua de buscar el camino más fácil, entre las piedras, para llegar a su destino, el mar, y de hacerlo sin sacrificio. De hecho, una de las leyes elementales de la Naturopatía es la “ley del mínimo esfuerzo”, que hace referencia a fluir con la salud, la enfermedad, las relaciones humanas y con la vida en general como lo hace el agua, tranquilamente, y de la manera más fácil posible. Y me he parado a pensar en mi tendencia a intentarlo todo “demasiado”, competir conmigo misma, y a pensar en que sin sudor y lágrimas no se llega a ninguna parte. Cuando en realidad quizás sea todo más fácil. La hierba crece sin esfuerzo, del mismo modo que el sol sale cada día sin necesidad de drama. Las estaciones pasan y el mundo da vueltas, y todo de manera fluída y sin prisas, porque así es como la Madre Naturaleza lo dispuso.

Rock Water me tranquiliza, y me devuelve la fe en le orden natural de las cosas. Me recuerda que una es lo que es y no hace falta empeñarse tanto, porque la naturaleza y las capacidades de una se manifiestan aunque no se quiera. Y que la única responsabilidad que tenemos al cabo del día, es la de hacer las cosas por goce, porque de ahí nace la creatividad y la genialidad. Por lo que vivir en el goce debería ser, realmente, nuestro único empeño.

Próxima semana: Scleranthus (Scleranthus annuus)

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