
La estación del frío y la nieve pertenece, según la Medicina Tradicional China, al elemento agua, el cual regenta el riñón y la vejiga. La emoción asociada es el miedo y, en contraposición, la valentía excesiva. El sabor que le corresponde es el salado y su color característico es el negro.
Según la teoría de los cinco elementos, el invierno se asocia con el elemento Agua, el cual produce la Madera y es, a su vez, producido por el Metal, domina al Fuego y es dominado por la Tierra. Al ser el momento más Yin, o frío, del año, se deben comer alimentos tibios o calientes para proteger el Yang, como son la carne, las gambas, los cereales, la soja amarilla y la negra.

Por su relación de producción respecto al elemento Madera, en moderación, el sabor salado nutre el Yin del Hígado, flexibilizando músculos y tendones.
Para evitar la agresión del Riñón al Corazón (ciclo de control entre Agua y Fuego), se debe comer también alimentos amargos que protejan este último órgano, pues un exceso de sal en la dieta puede provocar hipertensión. Por ello, en las enfermedades cardiovasculares, los alimentos salados están contraindicados.
Ejemplos de alimentos de naturaleza salada son las algas, la cebada, el mijo, la castaña
y el cerdo.
El miedo es la emoción asociada a este elemento y sus órganos. Cuando éstos están en equilibrio, el miedo nos permite reconocer el peligro y ser conscientes de las propias limitaciones. Las deficiencias energéticas de los riñones pueden llevar a la temeridad o a la timidez excesiva. Según los ciclos de los cinco elementos, el miedo contrarresta la alegría (Corazón), es contrarrestado por la compasión y la reflexión (Bazo), y genera la ira (Hígado). Un exceso de sal en la dieta puede provocar un desequilibrio emocional.
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