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He notado que, en los últimos tiempos, cuando la prensa habla de Medicina Tradicional China, a menudo lo hace respecto a las maldades de los orientales en cuanto a sacrificar especies animales en extinción, para el uso de sus cuernos y otros tejidos como medicamentos. Y aunque es cierto que, tradicionalmente, estas substancias se han usado en la medicina china, y que su uso indiscriminado no está vetado actualmente en algunos países asiáticos, no podemos dejar que este lamentable suceso, resaltado por sensacionalistas noticias, ensucie y satanice la Farmacopea China, ahora que tenemos acceso a ella en occidente de una manera legal, controlada y ética, y que aporta, además, grandes beneficios.

Observando el bote de Gui Pi Wan (F012) de Fitoki que sostengo en mi mano, administrado en la Farmacia Coliseum de Barcelona, recuerdo con una sonrisa los tiempos en que había que, casi clandestinamente, pedir por fax a cierto principado europeo las fórmulas de plantas chinas (Fitoterapia), a sabiendas de que no cumplían los controles de calidad reglamentarios en nuestro país, por lo que no podían ser vendidas libremente aquí. Y me siento muy afortunada de poder contar con esta imprescindible herramienta en mi práctica de la Medicina China, además de las agujas y las recomendaciones dietéticas y de hábitos de vida. 


Porque es cierto que nuestra cultura ha acogido e integrado desde hace ya un par de generaciones la práctica de la Acupuntura y que actualmente goza de gran popularidad y credibilidad, sin embargo el énfasis en esta forma de terapia, tan llamativa para nosostros los occidentales, parece haber ido en detrimento de sus compañeras de batalla que son la Dietética Energética, el masaje Tuina, el Tai Chi o Qi Qong, y la Fitoterapia China, olvidando que estos son los cinco aspectos que integran la Medicina Tradicional China, y no la Acupuntura sola. 

Además, la formulación de plantas chinas es, no sólo muy efectiva, sino también fascinante. Los maestros orientales nunca (o raramente) recomiendan una planta sola, como solemos hacer en occidente, sino una mezcla de plantas, existiendo fórmulas magistrales milenarias para cuadros patológicos definidos por la medicina china, que continúan estando vigentes ya que la naturaleza del ser humano no ha cambiado en estos últimos milenios, así como las relaciones de los 5 elementos, y del yin y el yang tampoco. 

Por lo que contamos con estos grupos de plantas sabiamente combinadas, que trabajan como un equipo y en la que cada una de ellas tiene un rol dentro de la receta, así como una relación con las otras, y cuya organización nos transporta a la China de las antiguas dinastías. Efectivamente, encontramos en cada fórmula la planta “Emperador”, que es aquella que lleva a cabo la función principal. La acompaña la planta “Ministro”, la planta “Asistente”, la planta “Embajador”, y cada una de ellas se asegura de que se llegue al objetivo para el que el conjunto fue formulado, teniendo en cuenta incluso los efectos secundarios. Cada planta planta puede ejercer un rol distinto en las distintas fórmulas, así, Don Quai (Ginseng) puede ser “Emperador” en una fórmula y “Asistente” en otra, dependiendo de la finalidad de la receta.

La Fitoterapia China es pues, sin duda, otra manifestación de la inmensa sabiduría de la cultura oriental en cuanto a entender la salud y la enfermedad, el ser humano, y en último término, los movimientos y relaciones energéticas del Universo. Y aunque el origen de esta sabiduría se pierde en los anales de la historia y siempre será un misterio para nosotros, las plantas chinas, como forma terapéutica son, afortunadamente, una realidad actual.

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