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¿Os a pasado, naturófilos, que durante una transición alimenticia, monodieta, cura detox o ayuno, imágenes de alimentos nocivos vengan a invadir vuestros pensamientos e incluso sueños? Es común y típico de los procesos de deshabituación. En lenguaje floral hablamos de un estado White Chestnut.

Nada nuevo bajo la capa del sol: intentamos evitar la comida industrial en nuestro empeño por adquirir mejores costumbres, y de repente no podemos parar de pensar en el helado de ron y pasas del supermercado que, además, ¡es tan barato! Y eso sin que nadie nos lo proponga en una cena ni que nuestro cónyugue o cohabitante lo compre y lo encontremos por sorpresa en el congelador.

Porque si Walnut nos ayudaba a no dejarnos perturbar por las influencias de nuestro entorno, White Chestnut nos defiende de nuestros propios pensamientos y anhelos, producto de nuestros viejos hábitos dañinos, es decir, del saboteador interno.

La buena noticia es que, a medida que vamos mejorando nuestra forma de alimentarnos, los alimentos malsanos pierden interés y el boicot pierde fuerza. Sin embargo, la fase de deshabituación puede ser dura y llena de emboscadas, por lo que la ayuda del Castaño Blanco no es nada despreciable. De hecho, yo lo he aconsejado a menudo como apoyo en tratamientos contra el tabaquismo y, en general, para combatir cualquier obsesión.

Pues esta flor nos aporta la capacidad de ver pasar por nuestra mente este tipo de pensamientos perniciosos, sin darles importancia ni entrar al trapo con ellos, de modo que se disipen por falta de atención. Todo un ejercicio zen.

Fuentes:

  • BACH Edward, Les douze guérisseurs, Macro Editions 2016.
  • SCHEFFER Mechthild, La terapia floral de Bach, Urano 1992.

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