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De lleno en período otoñal, no puedo menos que dedicar un artículo a los intestinos, órgano del elemento Metal, según la Medicina Tradicional China, que está en pleno apogeo en esta estación. Y le he encontrado un socio sano y natural para asegurar su buen estado: el sulfato de magnesio, o sales de Epsom para los amigos.

Como he explicado en otros artículos, no es necesario sufrir de estreñimiento para ocuparse de los intestinos, pues un tránsito regular no garantiza necesariamente la salud de este largo órgano. Y de su vitalidad depende la del resto del organismo, dada su función de absorción de nutrientes, como su implicación con el sistema inmunitario.

Por ello, diferentes curas naturopáticas se centran en los intestinos, como la hidroterapia del colon, y es habitual detoxificar en otoño adaptando la alimentación con los alimentos propios de la estación, y utilizando plantas y otros complementos alimenticios.

Entre estos complementos se encuentra el magnesio, que constituye una gran familia pues podemos consumirlo en diferentes formas, cada una de ellas con indicaciones específicas.

El sulfato de magnesio, es una forma de este mineral que se usa desde la antigüedad, y que se conoce como sales de Epsom desde que en el siglo XVII fuese descubierto como sal en la localidad inglesa de Epsom, que le otorga su nombre. En nuestros días, la OMS lo incluye en su lista de medicamentos esenciales, indicado para la eclampsia (convulsiones en el embarazo), pues es un reputado relajante muscular, y por ello es popular su uso en baños corporales y podales, teniendo además la capacidad de absorber toxinas y ejerciendo una acción exfoliante sobre la piel.

Sin embargo, es su acción sobre los intestinos lo que lo popularizó, no en vano forma parte de la cura hepática de Andreas Moritz como laxante suave para eliminar las famosas “piedras” del hígado. Y, por experiencia, os aseguro que funciona.

Dentro o fuera del cuadro de esta cura, para la limpieza de los intestinos usamos las sales de Epsom de tipo alimenticio diluidas en agua (2 a 4 cucharadas de té en 250ml de agua) para los adultos, y la mitad de cantidad de sales en niños de 6 a 11 años. Para los niños menores de 6 años, es mejor abstenerse.

Os advierto que, aunque como buenos naturófilos estéis acostumbrados a tolerar sabores extraños en remedios naturales, las sales de Epsom tienen un gusto bien fuerte, y algunos prefieren añadir un poco de zumo de limón para pasar mejor el trago.

Para finalizar, señalar que en caso de enfermedad renal, dieta baja en magnesio, y toma de ciertos medicamentos para enfermedades cardio-vasculares, es conveniente abstenerse o consultar con un profesional de la salud. Por lo demás, se considera un remedio sin riesgo, siempre que se consuma adecuadamente y se acompañe de una buena hidratación, para compensar la evacuación de agua por los intestinos.

En definitiva, otro clásico del botiquín naturista, de bajo precio, sano, biodegradable, multi-usos y facil de usar. Si lo utilizáis habitualmente, me encantaría conocer vuestra experiencia.

 

Fuentes:

  • https://www.who.int/medicines/publications/essentialmedicines
  • https://es.wikipedia.org/wiki/Eclampsia
  • https://www.apartmenttherapy.com/a-brief-history-of-epsom-salt-242655
  • https://www.selepsom.fr/

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