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immunité

Sin ánimo de sucumbir al pánico, en tiempos de epidemias no está de más hacer un repaso de los métodos naturales para fortalecer la inmunidad y asegurarse un buen sistema de defensa. Pues en un cuerpo sano y vital los microbios tienen pocas posibilidades de ganar la batalla.

Sirva esto para todos los virus que flotan en el aire, y con los que convivimos a diario, y no sólo para aquellos que están de moda. Pues como todos sabemos, mueren muchas  personas de la gripe cada año sin que se promuevan otras medidas de prevención que las campañas de vacunación. En estos últimos tiempos, puesto que no hay vacuna milagrosa, se difunde en los medios los gestos de higiene básicos:

  • lavarse las manos a menudo,
  • estornudar en un pañuelo deshechable o en el pliegue del codo,
  • evitar el apretón de manos o el beso de saludo,
  • quedarnos en casa si estamos enfermos.

Gestos útiles y necesarios, pero no suficientes. Os propongo otras estratégias naturales para promover la inmunidad y combatir infecciones virulentas.

Alimentación

Cierto es que la inmunidad no se construye de un día para otro, pero dado que los hábitos alimenticios juegan un papel importante en el buen mantenimiento de nuestras defensas, quizás sea esta la ocasión de hacer el inventario de nuestra despensa.

Antes de preguntarnos qué debemos comer para subir la inmunidad, debemos cuestionar nuestro consumo de ciertos productos que la comprometen. Estoy hablando, por supuesto, de los sospechosos habituales: café, alcool, azúcar, alimentos refinados, grasas saturadas, platos precocinados y productos congelados. Esta pandilla no sólo no aportan nada bueno sino que entorpecen el buen funcionamiento de nuestro organismo, inhibiendo la absorción del hierro, deshidratándonos, haciendo descender el recuento de glóbulos blancos, bloqueando nuestras arterias o alterando el equilibrio de la flora intestinal. Eliminarlos de la lista de la compra es una de las primeras medidas que deberíamos tomar, porque, además, estos malhechores son responsables de la acidificación de nuestro organismo, y a los virus les encanta el terreno ácido, donde se encuentran en su salsa y pueden proliferar a sus anchas.

En cambio, conviene aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina C como los cítricos, el brócoli o los kiwis, o ricos en zinc y selenio, como los frutos secos, para aumentar nuestra vitalidad y fortaleza. Ante la duda, podemos elegir los alimentos rojos, naranjas o violetas, ricos en carotenos, grandes antioxidantes, que previenen el debilitamiento de las células.

Una mención especial a los alimentos lactofermentados, como el chucrut, el kéfir o los pickles, pues promueven la salud de la flora intestinal, la cual es reponsable de una gran parte de nuestra inmunidad.

Para completar, una buena masticación y un ritmo regular de comidas debe tenerse en cuenta para la buena asimilación de estos nutrientes.

Complementos alimenticios

La alimentación es un trabajo de fondo que proporciona resultados a medio y largo plazo, por lo que en períodos de “urgencia” o de necesidades puntuales, es conveniente un aporte concentrado de ciertos nutrientes y principios activos.

  • Vitamina C – imprescindible en el cuadro de la promoción de las defensas, es más efectiva si va acompañada de bioflavonoides. Los más osados toman hasta 3 gramos al día, lo cual es una cantidad considerable. Yo aconsejo 500mg, que cubre de sobras las necesidades diarias.
  • Zinc y selenio – oligoelementos directamente implicados en el buen funcionamiento del sistema immune.
  • Cobre-Oro-Plata – complejo clásico de oligoelementos en casos de baja inmnuidad,  que desapareció de nuestras parafarmacias hace algún tiempo (funcionaba demasiado bien), pero que en países como Francia todavía se encuentra. Bendita la venta por internet.
  • Cobre – otro oligoelemento tradicionalmente indicado en estados gripales y que hace muy buena sinergia con la Vitamina C.
  • Azufre – también un mineral traza de acción benéfica para los pulmones y, de paso, para el hígado.
  • Extracto de semilla de pomelo – rico e vitamina E, vitamina C y bioflavonoides, que le otorgan una importante acción antibiótica. Es habitual hacer curas de prevención en principio de invierno con este complemento.
  • Vitamina D3 – o calcitriol en su forma activa, participa a la formación de glóbulos blancos, por lo que se le atribuye la capacidad de disminuir los riesgos de infección.
  • Pro y prebióticos – para mantener en forma la flora intestinal y asegurar la buena absorción de los nutrientes.

Sin hablar de todos los productos de la colmena: jalea real, própolis, miel o polen, verdaderos agentes antibióticos cuando proceden de un buen productor bio que practica la apicultura dulce.

Fitoterapia

Una de las plantas más reputadas por su acción sobre el sistema inmune es la Echinácea, que encontramos en ampollas y en comprimidos, más que en infusiones, y que debe tomarse como prevención o tras la aparición los primeros síntomas, pues cuando el catarro está instalado, es demasiado tarde. Es por ello que es muy pertinente en el contexto que tratamos aquí..

Tambíen el Ginseng siberiano, gran adaptógeno, puede ayudarnos a promover la vitalidad y hacer frente a agentes patógenos oportunistas como son los virus.

Por supuesto que el Tomillo, el Tussílago, o la Melisa entre otros, pueden ayudarnos a combatir infecciones y calmar la tos, pero en ese caso la afección estará ya instalada.

Aromaterapia

Dado que los virus navegan por el aire, parece lógico protegerse con substancias volátiles, medicinales y aromáticas como son los aceites esenciales.

Entre la amplia gama de esencias, eligiremos aquellas ricas en fenoles aromáticos (como el tomillo thymol, el clavo de olor o el orégano) y en alcoholes terpénicos (el tomillo thujanol, la palmarosa o la menta piperita), moléculas de gran acción anti-vírica. Por su parte, los aceites esenciales ricos en óxidos terpénicos (como la ravintsara o el eucalypto radiata), además de poseer una acción anti-viral son grandes protectores del sistema respiratorio.

En el caso que nos ocupa, considero que la mejor manera de usarlos es en difusión aérea, con la ayuda de un difusor sin calor, para purificar el ambiente, y en olfacción, directamente de la botellita (¡cuidado con los aceites fuertes como el tomillo o el clavo!), aunque yo prefiero impregnar mi foulard o bufanda con las esencias, de modo que las voy oliendo de contínuo.

También podemos diluirlos en un aceite portador para realizar un masaje pectoral. En este caso, si no estáis familiarizados con la aromaterapia, os invito a que léais el artículo Cómo utilizar los aceites esenciales.

Higiene de vida

Finalmente, cabe recordar que cuando estamos cansados, tristes, estresados o apáticos, somos más vulnerables. Por lo que dormir bien y suficientemente, tomar el sol, respirar  aire puro, hacer ejercicio ligero, y gestionar las emociones con la meditación o cualquier otra práctica va a contribuir a un sistema inmune eficaz.

En fin, que tenemos con qué hacer un buen cocktail de principios activos y hábitos para proteger el castillo desde diferentes frentes, y dejar que los virus y otros microbios nos pasen de largo, pues un cuerpo sano no les interesa.

Fuentes:

  • TOBYN Graeme, Culpeper’s medicine. Element Books Ltd. 1997.
  • COLONQUES GARRIDO Josep, Oligoelementos y terrenos humanos. Ediciones Vedra S.L. 2001.
  • HAZEL Courteney, 500 of the most important health tips you’ll ever need. Cico Books 2001.
  • LÉAUD-ZACHOVAL Dominick, La naturopathie au quotidien. Éditions Médicis 2011.
  • DAVIS Patricia, Aromatherapy an A-Z. The C.W. Daniel Company Limited, 2000.
  • FRANCHOMME Pierre, PENOEL Daniel, L’Aromathérapie exactement. Roger Jollois 2001.

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6 commentaires

    1. Hola Jacques, sin duda una fuente natural es siempre mejor. El problema es que deberíamos comer muchos kilos de naranja cada día para poder conseguir suficiente cantidad de principio activo, por eso existen los suplementos nutricionales, que son concentrados. Gracias por tu comentario.

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