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La neuralgia craneal o, más comunmente, dolor de cabeza, es un síntoma habitual que puede revelar numerosas patologías. Sin embargo, algunas personas cuentan con más tendencia que otros a la cefalea, de modo que circunstancias para otros anodinas (comida copiosa, cansancio, por ejemplo), constituyen un detonante para este malestar. En ocasiones se trata de un síntoma banal, pero en otras son la anunciación de una complicación más grave, por lo que es juicioso no ignorarlas.

En efecto, distinguimos, a groso modo, dos tipos de cefalea:

  • la primaria, es la más frecuente y no es síntoma de otra condición de salud. Suele ser crónica y no va acompañada de otros síntomas (salvo los síntomas que integra la neuralgia).
  • la secundaria, se deriva de otras causas, más aguda, menos frecuente, y asociada a otros síntomas. Puede ser de orígen yatrogénico (causada por medicamentos), consecuencia de infecciones o acompañar tumores.
Si sospechamos una cefalea secundaria, es muy conveniente consultar con su médico. En el caso de la cefalea primaria, la Naturopatía nos ofrece diversas soluciones.
Dentro de las cefaleas primarias, encontramos, a su vez, dos variedades que debemos diferenciar para poder aliviarlas convenientemente.
La cefalea vascular, o migraña, se trata de una predisposición constitucional y se da en dos fases: vasoconstricción y vasodilatación, las cuales se desarrollan en un período de entre 12 horas y 3 días como máximo.
  • Orígen: suele ser provocada por cualquier perturbación del sistema neurovegetativo, de entrada inestable en estos individuos, aunque la infección por helibacter pilory puede también ser su orígen. De fuerte componente genético, es un malestar a menudo heredado.
  • Factores de riesgo:
    • Fase menstrual de la mujer.
    • Fin de semana, pues se da una vasoconstricción durante la semana, a causa de la tensión nerviosa, y una vasodilatación el viernes a causa de la relajación, provocando migraña.
    • Post-coito, debido a que durante el sexo aumenta la tensión arterial, produciendo, de nuevo, una vasoconstricción, dándose una vasodilatación en la fase postorgásmica.
    • Alimentos: los sospechosos habituales, como el queso, el chocolate, los frutos secos y el alcohol, en particular el vino tinto pues su efecto histamínico provoca una respuesta exagerada de vasodilatación.
  • Signos y síntomas: se caracteriza por crisis intensas de dolor de cabeza, habitualmente unilaterales y a menudo en el lado izquierdo, que se localizan en la región temporal y orbitaria del cráneo. Se suelen acompañar de náuseas y vómitos a menudo biliares. Distinguimos distintos síntomas en cada fase:
    • 1a fase o vasoconstricción: es la fase más corta y se puede dar a cualquier hora del día. Se caracteriza por los “pródromos” constituidos por fotomas, fotopsias y hemianopsias (moscas, estrellas y reducción en el campo de visión, respectivamente), así como por los cambios de humor.
    • 2a fase o vasodilatación: es la fase larga, en que la pared arterial se dilata hasta el punto de producir un edema, el cual provoca un martilleo muy localizado en uno de los lados del cráneo. Otros síntomas como sonofobia, fotofobia, lagrimeo, náuseas, vómitos o parestesias (miembros dormidos) acompañan esta fase.
Para este tipo de cefalea, la medicina convencional o alopática propone un tratamiento preventivo y otro sintomático. El primero consiste principalmente en vasodilatadores (betabloquantes) para evitar la fase de vasoconstricción, y en medidas higiénicas, es decir, evitar los detonantes. El segunto consiste en la aplicación de frío local y la administración de vasoconstrictores, los cuales deben tomarse durante los pródromos para evitar la vasodilatación, estando contraindicados en caso de hipertensión arterial, angina de pecho o infarto de miocardio.
La Naturopatía, por su parte, recomienda, como medidas higiénicas, evitar alimentos conocidos que promueven la migraña en cada caso, así como los azúcares refinados, los aditivos, colorantes y conservantes, a menudo alergénicos. La cafeína es un hipertensor que puede desatar una primera fase de migraña, y el alcohol un vasodilatador que puede exacerbar la segunda. La carne roja es, asimismo, un excitante y por tanto, un detonante en potencia. Una mayor ingesta de agua nos asegura una más óptima eliminación de toxinas a menudo vinculadas con esta condición, y el aumento del consumo de fruta y verdura nos proporciona antioxidantes, así como fibra para mantener el intestino sano evitando de este modo una sobrecarga de toxinas en el organismo, provocadas por el estreñimiento o por la permeabilidad de sus paredes. El ejercicio aeróbico nos aporta una correcta oxigenación para mantener el estrés a raya, y unos hábitos de descanso que aseguren un sueño reparador disminuirán la tensión.
En cuanto a suplementación, nuestros aliados son:
  • El espino blanco (Catraegus oxicanta), el tanaceto (Tanacetum parthenium), el gingko bilova (Gingko bilova), el sello de oro (Hyrasis canadensis), o el cardo mariano (Silybum marianum) como principales exponentes de la fitoterapia;
  • Las vitaminas del grupo B, particularmente la B9, B2 y B6, y la vitamina C asociada a bioflavonoides;
  • El magnesio, cuya absorción se ve potenciada con la Vitamina B6;
  • 5HTP, precursor de la serotonina, pues la migraña se asocia a alteraciones en este neurotransmisor;
  • La Coenzima Q10;
  • Los Omega 3, pues el bajo consumo de estos ácidos grasos esenciales (EPA y DHA) se asocia a una mayor frecuencia de las crisis;
  • Probióticos, para asegurar una flora intestinal adecuada.
Por su parte la aromaterapia nos ofrece, entre sus múltiples aceites esenciales, el laurel (Laurus nobile), la menta (Menta x piperita), la albahaca (Ocimum basilicum), la gaultheria (Gaultheria procumbens), el ylang-ylang (Cananga odorata), entre otros, los cuales combinados y diluidos al 50% en un aceite vegetal como el aceite de almendras, pueden aplicarse en las sienes regularmente, para aliviar las crisis.
En cuanto a la cefalea tensional, se trata de un síndrome miotensivo (muscular), asociado a tensiones en el sistema nervioso que puedan producir contracturas musculares. Es, generalmente, de orígen psíquico y los factores de riesgo son, por tanto, psico-emocionales. En este caso la sintomatología es más simple, consistiendo básicamente en dolor constante, habitualmente en la región frontal del cráneo (aunque puede darse en otras zonas), que empeora con el movimiento de la cabeza y que no se acompaña de pródromos ni otros síntomas.
La medicina convencional propone analgésicos clásicos para sobrellevar los episodios de este tipo de cefalea, acompañados, a menudo, de relajantes musculares, cuando la contractura es la causa obvia.
La Naturopatía, por su lado, priorizará la gestión del estrés, pues suele ser la causa primordial, con terapéticas como por ejemplo las Flores de Bach, que se personalizan en cada caso. Como medidas higiénicas, recomendaremos calor local (esterillas, bolsas de agua caliente), masajes relajantes o duchas calientes o incluso sauna, para bajar la tensión. Los paseos al aire libre y el ejercicio suave ayudarán a liberar el estrés.
En el campo de la fitoterapia encontramos la pasiflora (Passiflora incarnata), la amapola (Papaver roheas), la valeriana (Valeriana officinalis) o la verbena (Verbena officinalis). La suplementación con un combinado de calcio y magnesio, restablecerá el equilibrio de los músculos. Por su parte, en el campo de la aromaterapia encontramos aceites esenciales calmantes y relajantes como la lavanda (Lavandula Vera) la manzanilla (Chamaemelum nobile), el petit-grain (Citrus Aurantium fe) o la mandarina (Citrus reticulata), que se pueden usar puros (en muy pequeñas cantidades, es decir, gotas) sobre la zona dolorosa, aunque es mucho más agradable (y sinérgico, pues se combina el calor, con el tacto, con las propiedades de los aceites) en masaje, para lo cual los diluiremos en un aceite vegetal.

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