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También llamada irrigación colónica, la práctica de llenar el intestino grueso de agua mediante una cánula introducida en el ano con el objetivo de eliminar resíduos, puede parecernos un método intrusivo y extremo. Sin embargo, grandes son los beneficios que se derivan, y aquellos que han pasado por la experiencia, no dudan en repetir. 

El colon 

El intestino grueso es un órgano de 1m 50cm aproximadamente, con un diámetro de entre 3 y 8 cm. Está recubierto interiormente de una mucosa formada pour una única capa de células de menos de un milímetro de espesor, y cambia de piel cada dos días. Es hogar de unos 100.000 millones de bacterias benéficas de 400 espécies distintas, que constituyen la flora intestinal, la cual transforma los alimentos y fabrica las vitaminas que no encontramos en la comida. Reabsorbe el 86% del agua en la materia fecal para formar heces óptimas, siendo este porcentaje muy preciso pues si la reabsorción se realiza tan sólo en un 82% o menos, el resultado será la diarrea, y si se realiza en un 88% o más, tendremos un cuadro de estreñimiento. En este último caso, una parte de las toxinas que deberían ser expulsadas en las heces, son reabsorvidas y se propagan, a través de la sangre, por todo el cuerpo. La flora intestinal es también responsable de un 70 a un 80% de nuestra inmuidad, por lo que un intestino en desequilibrio provoca una vulnerabilidad frente a la enfermedad.

En estado de equilibrio el colon evacua las heces tras cada comida, las cuales están bien formadas, no se pegan ni ensucian el ano a su expulsión y su olor es débil. La evacuación es fácil y re realiza de forma completa en unos 10 segundos, procurando una sensación de alivio, de ligereza y de bienestar. Este no es el caso para la mayoría de individuos, desafortunadamente pues una gran parte de enfermedades tiene una relación directa o indirecta con la toxicidad colónica. No en vano se dice que “el hombre cava su tumba con los dientes”.

La irrigación colónica 

Se trata de una forma de higiene intestinal que tiene como objetivo restaurar el buen funcionamiento de este órgano. A través de la introducción de agua en este, el último tramo del tubo digestivo, se consigue una promoción de los movimientos peristálticos, una relajación de la tensión que lo congestiona, y una liberación de residuos almacenados que intoxican el resto del cuerpo. A diferencia de una lavativa casera o de farmacia, la hidroterapia llega hasta el inicio del tramo ascendente del intestino grueso, siendo un aseo visceral en profundidad. Constituye, pues, una medida segura y eficaz (aunque un poco particular para los profanos) de limpiar el organismo y de paso, a nivel holístico, liberarse de las “porquerías” del pasado.

Antecedentes históricos

Ya en el s.IV a.c., Hipócrates (padre de la medicina) recomendaba limpiar el intestino en caso de fiebre. También a los egipcios se les atribuyen prácticas análogas a lo que conocemos hoy como irrigación colónica. A finales del s.XIX, los trabajos del Dr. Wood en los Estados Unidos renovaron el interés sobre esta técnica. Más adelante, en el s.XX el Dr. Bernard Jensen y el Dr. Kellogs también en los EEUU, como la Dra. Kousmin en la Unión Soviética, o el Dr. Jospeh Josifoff “Xantis” en Francia, continuaron investigando y desarrollando esta técnica siendo, en nuestros días, una práctica habitualmente recomendada por naturópatas y otros profesionales de la salud en todo el mundo.

Beneficios

Como comentado más arriba, el objetivo último de esta práctica es la desintoxicación del organismo, lo cual promueve una regeneración del cuerpo y de la mente resultando en una recuperación de la energía, en incluso una clarificación de las ideas y mejoría del estado de ánimo.Debido a la relación de la flora intestinal con la inmunidad, esta se ve fortalecida, pudiéndose dar una prevención del cáncer de colon así como una disminución de los efectos secundarios de la quimioterapia. La irrigación colónica contribuye igualmente a una re-educación del tránsito intestinal lo cual contribuye a la mejoría de la circulación sanguínea en la pelvis y en las piernas. Se produce también una acción benéfica sobre el hígado y los riñones, e incluso hay quién defiende que puede ayudar en la eliminación de cálculos biliares y renales, y edemas. La prevención de la sinusitis y anginas crónicas, la mejoría del estado de la piel, el alivio de dolores crónicos y reglas dolorosas y la preparación del cuerpo al embarazo, son otros efectos positivos que pueden derivarse de la limpieza intestinal.

Indicaciones

Por todo ello, la hidroterapia del colon está recomendad en casos de estreñimiento o diarrea, colon atónico, hemorroides benignas, diverticulitis y otros desequilibrios en que el colon está directamente implicado. Del mismo modo, los problemas digestivos como intoxicaciones alimentarias, insomnio por indigestión, micosis intestinal o la hinchazón y dolor abdominal pueden beneficiarse de esta práctica. Dada la relación de la flora intestinal con la inmunidad, una o dos irrigaciones colónicas al año pueden mejorar los casos de enfermedad autoimune. También los problemas circulatorios de las extremidades inferiores mejoran, al desbloquearse el estreñimiento, así como los edemas. Es una práctica común antes y después de un ayuno o cura depurativa, pues ayuda a eliminar deshechos y toxinas, y, finalmente, puede contribuir a una óptima recuperación post-parto.

Contraindicaciones

Sin embargo, como es el caso la mayoría de prácticas terapéuticas, no todo el mundo puede lanzarse en esta colónica aventura, pue existen determinados casos en los que no está recomendada la ducha rectal. En primer lugar, debe evitarse en caso de enfermedad grave del colon como son las hemorroides severas, los carcinomas, las fisuras o fístulas, la perforación intestinal, la necrosis post-radiación, o las patologías cólicas inflamatorias agudas. La presencia de una hernia abdominal así como una reciente cirugía en el colon, no son cuadros óptimos para realizar esta higiene, como no lo son los casos de problemas cardiacos, hipertensión, cirrosis hepática, insuficiencia renal, anemia importante o aneurismos. En caso de duda, es una buena idea consultar con un profesional de la salud.

La sesión de hidroterapia colónica

Suele durar una hora y media, y se inicia con una entrevista en la que se explora el estado de salud en general y los hábitos alimenticios en particular, así como la regularidad y calidad del tránsito intestinal. Tumbado en una camilla, el paciente tiene la opción de introducir la cánula en su esfinter anal él mismo, o permitir que el terapeuta lo haga. Esta cánula se extiende en dos tubos, uno de entrada y otro de salida, conectados a una una máquina que regula la presión del agua (bajo la supervisión del terapeuta), y drena los deshechos, los cuales pueden ser observados por una pequeña ventana en su pasaje hacia la evacuación. De esta no se deriva ningún olor. La máquina contiene también una pequeña salida que permite tomar una muestra fecal para su análisis, si necesario. La introducción de agua y su expulsión es acompañada por un masaje abdominal realizado por el terapeuta, que promueve la relajación y los movimientos peristálticos. Al final de la sesión, una visita al baño consigue rematar la expulsión de heces acumuladas.

Lejos de ser algo escatológico, la irrigación colónica es en general una experiencia agradable, si se dejan de lado los prejuicios, de la que se sale aliviado, ligero, tonificado y con bastante menos basura añeja en el cuerpo. Vale la pena.

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