
El cambió de estación es siempre un buen momento para hacer una limpieza del organismo y, en el caso del otoño es además el momento de “dejar ir” y renovar. Pero si decidimos hacer una “detox”, debemos tener en cuenta las características de esta estación, y los órganos de eliminación, o emuntorios, que debemos privilegiar.
Como comentaba en un artículo de abril sobre la depuración en primavera, cuando hablamos de “detox”, en general hacemos referencia a dos procesos: por un lado la limpieza de los emuntorios u órganos de eliminación del organismo, y por otro la detox propiamente dicha, o depuración en profundidad que se realiza mediante ayunos, monodiétas o curas de zumos y caldos en periodos de entre 1 y 21 días. Considero que este último procedimiento debe reservarse a aquellos con experiéncia en este tipo de procesos, y/o hacerse bajo la supervisión de un profesional de la salud. En cuanto a la limpieza de los emuntorios, sin embargo, es una práctica sana que puede realizarse un par de veces al año sin mayores riesgos.
Quién y porqué
En principio, a cualquier persona le conviene limpiar y mantener sus emuntorios en forma, pues estos son los encargados de liberar nuestro cuerpo de substancias nocivas. Sin embargo, existen excepciones:
– La mujeres embarazadas y lactantes, pues el organismo está ocupado en la elaboración o en la nutrición de un nuevo ser.
– Las personas que están en tratamiento de enfermedades, pues el problema de salud debe resolverse primero.
– En caso de fatiga, pues el proceso de limpieza supone un trabajo para el cuerpo y, si no hay suficiente energía, puede resultar en una debilidad mayor.
– En caso de cálculos biliares, pues un esfuerzo del hígado y la vesícula biliar puede provocar la expulsión indeseada del cálculo, lo que puede resultar fatal.
En el resto de casos, una depuración resulta en un aumento de la energía, contribuye a la prevención de enfermedades, tiene un efecto positivo sobre el estado de ánimo y fortalece el sistema inmunitario para hacer frente al invierno.
Emuntorios y otoño
Un emuntorio es, pues, un órgano o parte de un órgano que permite al organismo eliminar sus desperdicios y su secreciones excesivas, y son el hígado, los intestinos, la piel, los pulmones y los riñones.
Todos ellos son importantes y funcionan en sinergia, sin embargo, según la Medicina Tradicional China (MTC), el otoño pertenece al elemento Metal, y los órganos correspondientes son el Pulmón y el Intestino Grueso, es decir, en esta estación están en auge y comblados de energía, por lo que es lógico pensar que es el momento de ponerlos a trabajar y poner el acento en ellos, particularmente en el intestino grueso. No olvidemos que la flora intestinal es responsable de un 70% de la inmunidad del organismo, por lo que nos conviene que esté sana para encarar el invierno. Por otro lado, según la teoría de los cinco elementos en la que está basada la MTC, el elemento Metal está posición de dominación con respecto al elemento Madera, al cual corresponde el Hígado, por lo que protegeremos y reforzaremos también este órgano o sistema, crucial, en todo caso, en un proceso depurativo.
La estación otoñal es, además, ideal para este tipo de proceso pues, como en primavera, el clima no es muy extremo (ni demasiado frío ni demasiado calor).
Drenaje de los emuntorios
Cuando nos planteamos una cura depurativa, el primer paso y más importante es, sin duda, dejar de intoxicarse. Para ello, es conveniente mirar el calendario y reservarse un mínimo de 7 días sin demasiados compromisos, en que podamos dedicarnos a hacer limpieza interna. A partir del primer día deberíamos abstenernos de las substancias potencialmente tóxicas de consumo cotidiano como café, azúcar, alcohol, grasas (sobretodo animales), productos lácteos, alimentos procesados, alimentos refinados (harinas blancas) y cualquier substancia potencialmente tóxica. Durante siete días nuestra alimentación debería basarse en
fruta, verdura, legumbres, cereales completos, frutos secos, algas y, en último término, carne y pescado blancos.
Recordemos que la Naturaleza nos proporciona en cada estación aquello que es necesario y conveniente, por lo que privilegiaremos los alimentos de temporada como coles, brócoli, calabazas y calabacín, apio, zanahoria, remolacha, espinaca, puerro, pimiento, hinojo, chirivía, berro, mandarina, manzana, uva, pera, pomelo, piña, kiwi, ciruela, higo y nueces, principalmente. No olvidemos que la eliminación de alimentos “pesados” debe hacerse de manera progresiva los primeros días de la cura, así como el retorno a la alimentación habitual, retomando la carne y productos animales en el último día de la cura.
También debe tenerse en cuenta que en otoño las temperaturas empiezan a descender y la energía a interiorizarse, por lo que no nos convienen demasiado los zumos y los alimentos crudos, sino los caldos y las cocciones un poco más lentas, pues los alimentos cocinados son más fácilmente digeridos y aportan calor al organismo. Además, al Pulmón no le gusta la sequedad, según la MTC, por lo que cuidaremos de mantenernos hidratados con bebidas y caldos calientes. Por último, en cuanto a la alimentación, el sabor del elemento Metal es el picante, por lo que añadiremos un poco de pimienta u otras especias para estimular su energía.
Intestinos:
Una vez establecida una alimentación adecuada, pondremos los intestinos a trabajar pues, a pesar de no tener consciencia de ello, aproximadamente un tercio de la población padece de estreñimiento, pues se considera un tránsito normal dos visitas al cuarto de baño por día, o bien una vez por comida, frecuencia poco frecuente en la mayoría de la población. Por lo que esta es una oportunidad única para resolver este problema o, si el problema no existe, pedirle al colon una evacuación extra. Entre las estrategias que podemos adoptar para apoyar los intestinos encontramos:
– lavativas: enemas de farmacia, o, para los más osados, hidroterapia del colon, en un proceso depurativo podemos realizar una al principio y otra la final de este periodo,
– plantas: plantago, malva, fresno, lino, cáscara sagrada, sen, romero, tomillo, salvia, anís, hinojo o comino, en infusión o en la alimentación,
– salvado de avena, de trigo o de cebada, laxantes mecánicos tradicionalmente usados para estimular el tránsito,
– aloe vera en zumo o en jalea, otro laxante pero también cicatrizante de los intestinos de gran poder depurativo,
– zumos o extractos de higo, ciruela o ruibarbo, igualmente de acción beneficiosa para el tránsito.
Pulmones:
También pertenecen al elemento Metal, según la MTC, por lo que tienen igual protagonismo en la depuración de esta estación. Cabe recordar que, a diferencia de la alimentación, la cual podemos elegir y controlar hasta un cierto punto, la calidad del aire que respiramos no depende directamente de nosotros, pues la polución ambiental es un problema global y, a no ser que decidamos mudarnos a un lugar poco poluto, como Bután por ejemplo, el margen de maniobra sobre lo que respiramos es mínimo. Motivo de más para no olvidar este emuntorio, sobretodo en otoño. Entre los aliados, se encuentran:
– la sauna húmeda o Hammam, pues recordemos que el elemento Metal no ama la sequedad, por lo que
respirar aire caliente ayudará a mantener las mucosas pulmonares humedecidas,
– aumentar la ingesta de agua, a temperatura ambiente o caliente, con el objetivo, igualmente, de conservar la hidratación,
– N-acetil-cisteína o NAC, aminoácido no esencial de acción mucolítica que fluidifica las secreciones pulmonares, captando y expulsando toxinas y detritos,
– la inhalaciones de aceites esenciales de plantas aromáticas, como el Eucalyptus Radiata, de acción expectorante, la Lavanda Aspic (espliego) de acción antitóxica y con efecto beneficioso para las vías respiratorias, o la Ravintsara, aliada de la esfera ORL,
– infusiones de plantas medicinales como el Gordolobo (Verbascum thapsus), de acción desintoxicante de los pulmones.
Hígado:
Como se ha dicho, por la relación de dominación del elemento Metal sobre el elemento Madera, al que corresponde el hígado, reforzaremos este para protegerlo y ayudarlo a realizar una de sus funciones más conocidas, que es la detoxificación. Para ello podemos utilizar:
– platas medicinales como la alcalchofera, el cardo mariano, la raíz de diente de león o el desmodium (el cual beneficia también los pulmones), ya sea en infusión, decocción o en comprimidos,
– algas, como la Chlorella, especialmente rica en clorofila, de acción equilibrante del pH del organismo, detoxificante de metales pesados y renovadora de la sangre.
Riñones:
Aunque no insistiremos en los riñones en otoño, pues los caldos e infusiones van a ejercer un efecto diurético de todos modos, podemos añadir esta semana depurativa algunas plantas de acción renal en nuestras infusiones, como por ejemplo la cola de caballo, la hoja de diente de león, la bardana, la gayuba o el abedul.
Piel:
Dicen que la piel es el tercer pulmón y, en cualquier caso, un emuntorio más que hay que poner a trabajar cuando hacemos limpieza, por lo que una exfoliación corporal acompañada de una sauna, al principio y al final de esta semana, ayudará a nuestros poros a eliminar toxinas a través del sudor y del sebo. Plantas como la bardana (Arctium lappa) propiciarán esta función de la piel.
Recordar, finalmente, que una cura depurativa en otoño es también una oportunidad para “dejar ir” a nivel emocional o, al menos, reflexionar respecto a aquello que retenemos y que ya no nos sirve, para poder dejar paso a lo nuevo y vivir en harmonía con los ciclos de la naturaleza.
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