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(artículo de Octubre para el Diari La Barceloneta)

Acabó definitivamente el verano y a medida que avanzamos hacia la estación de los resfriados, es hora de preparar el organismo para lidiar con todos los virus que nos van a salir al paso. Poco a poco, las revistas de salud irán informándonos sobre los múltiples productos a nuestro alcance para aumentar la inmunidad y asegurarnos un invierno con pocos estornudos. Sin embargo, antes de preparar las defensas para la batalla, debemos hacer algo muy importante: limpiar la trinchera.
Efectivamente, no podemos esperar que nuestro organismo derrote a los microbios externos, si está usando su energía en eliminar las toxinas que tenemos dentro, que suele aumentar en verano debido a los numerosos helados, cervezas y tapas que consumimos en el periodo vacacional y que nos llenan de aditivos tóxicos.
Estas substancias no sólo desgastan nuestro sistema inmune, sino que son responsables por una serie de síntomas que raramente asociamos a la toxicidad. Jaquecas, fatiga, falta de concentración, dolor muscular, indigestión, temblores, estreñimiento, anemia, mareos y mala coordinación son algunos de los malestares derivados de la ingesta de metales pesados del ambiente, así como lo son los problemas de aprendizaje y la hiperactividad en niños. Por su parte, los químicos presentes en fármacos, alcohol, pesticidas, cosméticos y aditivos alimenticios suelen superar la capacidad del hígado de gestionar su eliminación, provocando síntomas psicológicos y neurológicos como depresión o confusión mental, que luego achacamos a otros motivos.
Así pues, es ahora en otoño el momento de hacer limpio. Sin necesidad de recurrir al ayuno (aunque es la vía más rápida de detoxificación, cuando se hace bien), hay otras medidas más llevaderas que podemos adoptar.
Primero y muy importante, el agua. Los riñones son una vía principal de excreción y debemos ayudarlos a drenar aquellas toxinas hidrosolubles. Pero recordemos que el agua fría no es aconsejable en otoño e invierno, por lo que las infusiones de hierbas depurativas son una excelente opción ya que no sólo nos aportan agua y calor sino además las propiedades medicinales de las plantas. 
Los intestinos también suponen una relevante vía de evacuación, y cuando se atascan, las toxinas de las heces son reabsorbidas por la sangre regresando así a nuestros tejidos. La mejor manera de mantener esta puerta de salida despejada es asegurándonos una buena ingesta de fibra, la cual podemos encontrar en los cereales integrales, la fruta y la verdura.
La piel, por su parte, exhuma a través del sudor su ración de residuos orgánicos, y no hay mejor manera de ayudarla que con una buena exfoliación, siendo la sal y el aceite un excelente combinado para ello. También podemos promover la dilatación y contracción de los poros con la sauna, que hará que excretemos más toxinas.

Y, por supuesto, la respiración. A través de los pulmones intercambiamos oxígeno por dióxido de carbono. Ejercitar el cuerpo con algún tipo de deporte nos hará respirar más profundamente, los cual, a su vez nos ayudará a optimizar el vaciado pulmonar.

Claro está que podemos ayudarnos de aliados externos como son la Vitamina C, la fibra hidrosoluble, y otros suplementos, pero la clave está en mantener nuestro terreno en forma. Porque la salud no se mide realmente por la ausencia de enfermedad en un organismo, sino por la capacidad de este de eliminar eficientemente lo que sobra, y mantenerse fuerte frente a lo que venga.

http://issuu.com/diaridelabarceloneta/docs/diaribarceloneta_octubre_2012

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