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En tiempos de cautiverio, es posible que estemos confrontados a estados de ánimo sin precedentes, o a temas pendientes, que no sabemos cómo capear. En cualquier caso, esta es una oportunidad para aprender a gestionar nuestras emociones, y la naturaleza nos brinda numerosas ayudas para lidiar la batalla.

Como naturópata y practicante de terapias naturales, pero también por experiencia propia, tengo la convicción que el bienestar se apoya sobre cuatro ejes que son la alimentación, el ejercicio, el descanso y la gestión de las emociones.

Cuatro patas

Soy de la opinión que si conseguimos dormir bien, hacer un poco de ejercicio, comer equilibradamente y gestionar nuestras emociones (no tan sólo el estrés), deberíamos gozar de un considerable bienestar y ser capaces de hacer frente a lo que nos traiga la vida.

Es evidente que, en un mundo que nos incita continuamente a comer mal, ser hiperproductivos, llevar una vida sedentaria, y que nos inunda con dramas, este equilibrio ideal no es tarea fácil.

Sin embargo, depende de cada uno de nosotros el hacerse cargo de su propio bienestar, y actuar sobre cada uno de estos ejes es una manera de hacerlo. La pregunta del millón es: ¿por dónde empezar?

En la consulta del naturópata, el acento recae a menudo sobre la alimentación, promoviendo los buenos hábitos, aconsejando suplementos alimenticios y recomendando programas detox. Bien sabéis, naturófilos, que adhiero al cien por cien con ello, pero la experiencia me ha enseñado que no es fácil comer bien cuando estamos deprimidos, ni hacer una detox cuando estamos cansados, y que el buen metabolismo de los alimentos depende también del ejercicio.

Es decir, que el equilibrio de cada uno de los cuatro ejes del bienestar depende también de los otros tres. De modo que si queremos mejorar nuestro estado de ánimo, considero que es necesario hacer un repaso a la relación entre la alimentación, el ejercicio y el reposo con respecto a las emociones.

Emociones y alimentación

En los últimos tiempos leemos y escuchamos hablar a menudo sobre el vínculo entre el cerebro y los intestinos. Al parecer, las bacterias intestinales se comunican con el sistema nervioso central a través del nervio vago. De modo que un estado nervioso negativo puede alterar la flora intestinal y viceversa, una macrobiota en mal estado puede enviar señales al cerebro que provoquen una respuesta inflamatoria.

intestinos cerebro

A ello se suma el vínculo emocional que establecemos con la comida desde la infancia, como medida de compensación, recompensa o castigo.

El caso es que todos hemos experimentado más o menos esta relación entre emociones y alimentación, y sabemos muy bien qué alimentos nos hacen sentir bien o mal a largo plazo. No entraré en detalle, pues he escrito otros artículos al respecto, y porque es evidente que los alimentos naturales, frescos, de temporada y cocinados apropiadamente van a tener un efecto más positivo sobre nuestro bienestar que los alimentos industriales, transformados, artificiales y cocinados con demasiada grasa o aditivos.

buffe malbuffe

La pregunta es : si lo sabemos, ¿porqué no comemos bien?

El círculo vicioso de la comida como compensación

Algunos creeréis que exagero, pero el consumo de ciertos alimentos (en particular del azúcar) puede ser tan adictivo como el consumo de cualquier droga. El mecanismo es el mismo, que parte de un malestar que nos incita a buscar una satisfacción inmediata a la que sigue una insatisfacción provocando un nuevo malestar.

circulo vicioso

Por lo que si queremos equilibrar las emociones mediante la alimentación y dejar de comer alimentos que nos perturban, es necesario romper este círculo. Para ello, tenemos diversos suplementos a nuestra disposición:

  • Picolinato de cromo: es un oligoelemento que regula el nivel de azúcar en sangre, porque actúa sobre la secreción de insulina. Es un clásico para deshabituarse de los dulces y es más eficaz si va acompañado de vitamina C.
  • Rhodiola (Rhodiola rosea): es una planta de acción adaptógena, es decir, que nos ayuda a adaptarnos a las necesidades energéticas del momento. Muy utilizada en casos de estrés, tiene una acción anti-depresiva y, además, puede producir un efecto de saciedad.
  • Aceite esencial de Mejorana (Origanum majorana):  rica en terpenos y alcoholes terpénicos,  esta esencia actúa como un eficaz equilibrante nervioso. Está indicada para combatir excesos en general, por lo que puede ayudarnos a regular el apetito. Os aconsejo utilizarla en olfacción, para un acceso directo con el sistema nervioso central.
  • Flores de Bach: de entre los treinta y ocho elixires posibles, quiero destacar Cherry Plum, porque es la flor del control, Walnut, que nos proteje de las influencias externas cuando realizamos cambios y Honey Suckle que trata el apego al pasado.

Por otro lado, teniendo en cuenta la relación entre flora intestinal y cerebro, comentada más arriba, no podemos olvidar los probióticos, que podemos encontrar en sobres y comprimidos, pero también en los alimentos lacto-fermentados como el kéfir, el kombucha o el chucrut.

Emociones y descanso

Considero que a menudo se subestima importancia al descanso como factor esencial del bienestar general, y más concretamente su efecto sobre las emociones. Sin embargo es evidente que tras una buena noche de descanso nos sentimos más optimistas y con más valor para afrontar las contrariedades. Por lo que soy de la opinión que, en un hogar, el mueble de mayor calidad debería ser la cama (y no la tele).

No obstante, existen otras estrategias para promover un sueño de calidad, que son, a groso modo:

  • Hacer deporte regularmente,
  • Cenar ligero,
  • Evitar las pantallas antes de dormir,
  • Colocar una bolsa de agua caliente sobre el vientre si hay problemas digestivos,
  • Mantener la habitación a una temperatura de entre 16 y 18ºC,
  • Hacer ejercicios de respiración y/o meditar.

Esta higiene del sueño puede ayudarse con suplementos, entre ellos:

  • La melatonina: indicada particularmente para el jet lag o desfase horario, pues ayuda a regular los ciclos circadianos.
  • Plantas medicinales: entre el vasto repertorio existente, cabe destacar la Pasiflora (Passiflora caerulea), la Valeriana (Valeriana officinalis), o la Amapola (Papaver rhoeas), como plantas tradicionalmente utilizadas para inducir  sueño. Yo os aconsejo un suplemento que contenga varias, pues las plantas se potencian entre ellas, y si es en extracto, la absorción estará más garantizada.
  • Aceite esencial de Mandarina (Citrus reticulata blanco)es el somnífero de la aromaterapia y además facilita la digestión. Como todos los cítricos, actúa sobre el humor y su aroma es fácil y agradable. Tres gotas en un pañuelo dentro de la funda de la almohada pueden ayudar a un sueño placentero.
  • Flores de Bach: puesto que muy a menudo es la rumiación lo que nos impide dormir, White Chestnut es el primer remedio floral que me viene a la cabeza, pues lidia con obsesiones. Si es el miedo lo que paraliza el sueño, Rock Rose será la flor más indicada. Finalmente para la angústia extrema generadora de insomnio, os recomiendo Sweet Chestnut.

Podéis encontrar más estrategias y suplementos para mejorar el descanso en el artículo Dormir bien para estar mejor de este blog.

Emociones y ejercicio

Finalmente, pero no por ello menos relevante, está la relación entre estado de ánimo y actividad física. De todos es sabido que el número de horas pasadas apalancados en el sofá está en proporción inversa a las ganas de hacer ejercicio. Y viceversa.

sport sofa

 

 

 

 

 

En efecto, es vox populi el hecho que el ejercicio regular aumenta la producción de endorfinas, además de promover un sueño de calidad e induce a alimentarse de manera más sana. Sin embargo, levantar el trasero del sofá y calzarse el chándal implica una motivación que a menudo no encontramos, pero existen suplementos que pueden ayudarnos:

  • Magnesio marino: este oligoelemento promueve el funcionamiento normal del sistema nervioso y actúa sobre la fatiga, por lo que es un suplemento muy utilizado para la astenia primaveral, como para falta de energía en general. En cualquier caso, en general es siempre una buena idea hacer una cura de magnesio, sobretodo en casos de estrés pues este provoca la pérdida de este mineral.
  • Plantas medicinales: también en este caso los adaptógenos como el Ginseng siberiano (Eleutheroccocus senticosus) o la Rhodiola (comentada más arriba) serán pertinentes, pues pueden ayudarnos a sacar fuerzas de donde no creemos tenerlas, para invertir la ecuación “sofá/chandal”. Por otro lado, el Hipérico (Hypericum perforatum) es un clásico para subir el ánimo y luchar contra la depresión, aunque atención si tomáis otro anti-depresivo, pues podrían interactuar.
  • Aceite esencial de Pino silvestre (Pinus sylvestris): una de las esencias de primera intención para problemas respiratorios, a nivel emocional devuelve las ganas de existir y lucha contra la fatiga. Un gran tónico que, además, es bien tolerado por los asmáticos y puede ayudar a mejorar cuadros alérgicos.
  • Flores de Bach: la gran flor de la apatía es, sin duda Wild Rose que lucha contra el “dejarse ir” y el bajar los brazos. Pero puede acompañarse, o alternarse, con Hornbeam la flor de la procastinación, o del desaliento frente a una tarea que nos produce mucha pereza, como pueden ser las clases de fitness online.

Por supuesto, no os aconsejo tomar todos estos remedios a la vez, ¡severo cocktail! pues ello podría confundir al organismo o saturaros. Elegid el eje que necesita más ayuda y actuad sobre él. Si todos vuestros ejes la necesitan, empezad simplemente por uno, el que os resulte más fácil, para comenzar a engrasar el engranaje y generar cambios.

La ayuda de otras terapias, psicoterapia, hipnosis, sofrología, etc. no estará de más, está claro, pero las emociones no se solucionan únicamente desde la cabeza, pues implican todo nuestro ser, y desde un punto de vista holístico, como es el de la naturopatía, la premisa “mens sana in corpore sano” cobra todo su sentido. Provadlo y ya me contaréis los resultados.

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