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high angle view of lying down on grass
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Por mucho que la llegada del buen tiempo nos llene de alegría, estos primeros días de ramas en flor pueden venir acompañados de una sensación de fatiga que no sabemos de dónde viene y que no conseguimos resolver con el descanso. Es la astenia primaveral.

Este fenómeno se debe simplemente al cambio de estación, y es el despertar de la hibernación Se trata de una adaptación del cuerpo al aumento de horas de sol (incrmentado con el cambio horario), y a los cambios de humedad y presión atmosférica. Un aumento de luz disminuye la producción de melatonina (la hormona del sueño, que se activa en la oscuridad), provocando un descanso más escaso y deficiente. Es importante diferenciar la astenia primaveral, puntual y estacional, con la fatiga crónica, pues los remedios para la primera no son siempre indicados para la segunda.

Síntomas
Entre los síntomas físicos más comunes encontramos la fatiga muscular, descenso de la líbido y falta de energía en general. Los síntomas psíquicos incluyen dificultad de concentración, trastornos del sueño, falta o exceso de apetito, dolor de cabeza, tristeza o letargia y falta de motivación. Es más frecuente en mujeres de entre 35 y 50 años, y en personas alérgicas que toman antihistamínicos, pues estos producen somnolencia.

Higiene de vida
A nivel de hábitos, la clave está en consolidar una rutina en nuestra cotidianeidad que de un ritmo estable al organismo. Es conveniente, pues, tener horarios regulares de alimentación y sueño. Hacer cinco comidas diarias (tres comidas y dos tentempiés) evitará hipoglucemias, y consumir alimentos locales y de temporada requerirá menos esfuerzo por parte del sistema digestivo. Acostarse y levantarse a la misma hora, evitar ver la televisión o trabajar en el ordenador antes de acostarse, y no dormir al lado del teléfono móvil, es indispensable para asegurar un sueño reparador, pues las pantallas y las ondas de estos aparatos alteran nuestro sistema nervioso central. En cambio, un baño o ducha antes de acostarse, un poco de lectura o incluso un rato de música relajante ayudarán a conciliar el sueño.

El deporte es también importante, siempre que no consuma una energía que, en este momento del año, nos falta. Así, el ejercicio aeróbico como el paseo, o la bicicleta, al aire libre, nos ayudará a segregar endorfinas (hormonas del bienestar) y a oxigenarnos. Es más conveniente realizarlo, si se puede, por la mañana, para no excitar el organismo por la noche.

Y, como siempre, disminuir o, a ser posible, eliminar el consumo de azúcar, alcohol, grasas animales y cafeína, los grandes ladrones de energía.

Remedios naturales
Entre las muchas soluciones que nos ofrece la naturaleza, podemos destacar:

Vitamina C: Piedra angular del bienestar energético de nuestro cuerpo. Esta vitamina combate la fatiga, potencia la inmunidad, contribuye a la absorción del hierro y a la formación de colágeno, entre otras de sus muchas funciones. Goza de gran reputación como antioxidante, aunque esta acción se debe, principalmente, a los bioflavonoides que se encuentran presentes de forma natural en muchos alimentos que contienen vitamina C, como es la Acerola, pequeña cereza de américa latina y extensamente comercializada en nuestros países.

Jalea Real: es el alimento reservado para la abeja reina en el panal, y contiene vitamina C, E, A y B, fósforo, calcio, hierro, cobre, selenio y un conjunto de aminoácidos, por lo que constituye un suplemento muy completo para ayudarnos en esta estación.

Los “super alimentos”:

  • Guaraná: Rico en guaranina, una substancia similar a la cafeína pero de absorción más lenta, que evita picos de energía.
  • Cacao: de mala reputación por su asociación con el chocolate (el cual contiene, generalmente, azúcar y leche), sin embargo un gran aliado de la estamina pues en estado puro aumenta la energía, disminuye el índice glicémico, es rico en minerales y es más antioxidante que el vino tinto.
  • Cáñamo: también satanizado por su conexión con la marihuana, esta planta es rica en proteínas vegetales, vitaminas del grupo B (beneficiosas para el sistema nervioso), calcio y omega3.
  • Chía: las semillas de esta planta latinoaméricana son igualmente ricas en omega3, minerales, vitaminas del grupo B y proteínas, pero además producen una sensación de saciedad y favorecen la digestión.
  • Hierba de cebada: rica en clorofila, regula el ph del cuerpo. Recordemos que el nivel ácido-alcalino en el organismo es esencial para el correcto desarrollo de las reacciones metabólicas, y que el cuerpo utiliza mucha energía en asegurar este equilibrio.
  • Camu camu: rico en vitamina C, aumenta la inmunidad.
  • Maca: reputada por aumentar la líbido y la energía en general.

Las algas:

  • Espirulina, multivitamínico natural, rica en hierro.
  • Chlorella, rica en clorofila.
  • Klamath, muy rica en vitamina B12 de alta biodisponibilidad. Recordemos que esta vitamina (también llamada Cobalamina), participa en la creación, desarrollo y funcionamiento celular, y que suele ser deficiente en dietas vegetarianas.

Los adaptógenos:
Estos suplementos ayudan al cuerpo a adaptarse a y “aguantar” en circunstancias extraordinarias, como es el cambio de estación.

  • Ginseng, originario de China y Corea, rico en vitamina B
  • Rhodiola, usada por los vikingos, propia de climas fríos, que promueve la producción de serotonina y glóbulos rojos.
  • Melatonina, hormona reguladora del sueño.
Aromaterapia:
  • Albahaca, tónica digestiva y hepática (la primavera es la estación del hígado), esta esencia ayuda a combatir la fatiga cerebral y la pérdida de memoria.
  • Bergamota, gran equilibrador emocional, una gota en el plexo solar puede ayudar a restaurar el estado de ánimo.
  • Gengibre, rubefaciente y tónico, activa la circulación y el organismo en general.
  • Romero, tónico general del organismo, aporta claridad mental y ayuda a elevar la tensión.
  • Tomillo, revitalizante, y grant anti-infeccioso, nos ayudará a prevenir y combatir catarros primaverales.
  • Pimienta negra, para rescatarnos de la apatía y la letargia.
  • Ylang-ylang, para recuperar el deseo sexual.
Y, por último, es importante realizar actividades que nos produzcan placer, para liberar el máximo de endorfinas que nos ayuden a sentirnos bien, y que contribuyan a sobrellevar este trastorno pasajero, que no tiene porqué aguarnos la alegría de la primavera.

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