Dolor, inflamación, cambios de humor, hemorragias, la menstruación y el resto del ciclo de la mujer es a veces una experiencia desagradable que nos resta calidad de vida. Por fortuna la Naturaleza nos ofrece su apoyo y sabios remedios para vivir nuestra feminidad con normalidad y en plena vitalidad.
Partimos de la base que la menstruación no es una enfermedad, sino un proceso fisiológico natural en la mujer que puede desarrollarse sin contratiempos. A pesar de ello, es habitual que algunas mujeres experimenten malestar en alguna parte de este ciclo, por distintos motivos. Para solucionarlo, encontramos en el botiquín del naturópata numerosos remedios, así como consejos de hábitos de vida que conviene seguir en cada caso. Entre los trastornos más habituales encontramos los siguientes:
Dismenorrea
Es el dolor en el bajo vientre durante la mensturación. Las causas más frecuentes incluyen las tensiones emocionales, el frío y la humedad, los excesos sexuales, partos numerosos, la fatiga y las enfermedades crónicas.
Entre los remedios más habituales encontramos:
- Las tisanas de frambuesa (Rubus idaeus), ortiga (Urtica dioca), melisa (Melisa officinalis), hibisco (Hibiscus sabdariffa) y sauzgatillo (Vitex agnus castus), por sus propiedades calmantes y antiespasmódicas nos ayudarán a calmar la tensión de las paredes uterinas.
- Los aceites esenciales de albahaca, manzanilla romana, estragón, el cardamomo, el hinojo o el lavandín, de propiedades calmantes y antiespasmódicas, que podemos aplicar en masaje en el bajo vientre, diluídos en un aceite vegetal como el aceite de almendras dulces o un macerado de hipérico.
- El aceite de onagra, rico en prostaglandinas, de efecto inflamatorio, que favorece además la regeneración de la piel, por lo que es indicado en caso de acné ligado a las menstruaciones.
Nos beneficiarán los alimentos cocinados y ligeramente picantes como el puerro, y los condimentos aromáticos, el genjibre, el azafrán, la canela, el eneldo, el perejil, el hinojo o la menta, que mueven la energía y desbloquean el estancamiento que supone este tipo de trastorno. Del mismo modo, se desaconsejan los alimentos fríos, y los de alto contenido en grasas, así como el café, el queso, los productos fermentados y el tabaco, que aportan tensión al organismo.
Tensión premenstrual
Algunos investigadores achacan esta perturvación a la frustración inconsciente de la mujer que no ha quedado embarazada y se dispone a expulsar la mucosa uterina, es decir, la menstruación. La Medicina Tradicional China (MTC) nos habla de un estancamiento de la energía del hígado, responsable de la circulación de la sangre y, que se manifiesta en irritación emocional.
Para los trastornos a nivel físico podemos contar con el sauzgatillo y la fambuesa, grandes aliados del ciclo de la mujer, así como el aceite de borraja, precursor de los ácidos grasos Omega 3, que alivian el dolor durante la ovulación. La borraja, igual que la onagra, promueve una piel sana. Un complemento en Magnesio puede calmar el dolor muscular posible en este periodo.
En el plano emocional encontramos:
- Los aceites esenciales de bergamota, geranio, hinojo, petit-grain, ylang-ylang o patchouli, grandes equilibradores del sistema nervioso.
- Entre las Flores de Bach (que, por otro lado, se deben personalizar en cada caso), Mustard nos ayudará en tristeza sin motivo aparente, Beech en la irritabilidad, Chicory para los sentimientos de reproche, sobretodo con la pareja, Holly para los sentimientos de rabia y envidia e Impatients para la impaciencia, de nuevo a menudo con la pareja.
- Las infusiones de milenrama (Achillea millefolium), hamamelis (Hamamelis virginiana), ciprés (Cupressus sempervirens), o la ortiga (Urtica dioca), por sus propiedades astringentes y hemolíticas.
- Los aceites esenciales de cistus ladaniferus y geranio rosat en masaje sobre el vientre, diluídos en un aceite vegetal, aportan también un efecto hemostático, deteniendo la hemorragia.
- Infusiones de milenrama (hemostática y emenagoga a la vez), angélica (Angelica archangelica), cúrcuma, sauzgatillo, ñame (Dioscorea alata), artemisa (Artemisia vulgaris) u ortiga, de efectos emenagogos.
- Aceites esenciales de romero alcanforado, canela o hinojo, rubefacientes, que promueven la circulación de la sangre.