Tél

06 52 06 63 00

E-mail

orench.anna@gmail.com

birch

Viva y llena de minerales, diurética y depurativa, la savia del abedul es una de las formas de detoxificación preferidas en algunos países europeos, donde el árbol es abundante. Su corto período de recolección y su naturaleza efímera hacen de ella un tesoro para la salud, y otro instrumento de sanación, que no podemos atrapar más que cuando la Naturaleza nos la ofrece, en primavera.

Autóctono de la mayoría de países europeos y asiáticos, el abedul es un árbol característico de los sistemas montañosos que podemos encontrar también en la mitad norte de la península ibérica. Sus hojas y su corteza se usan habitualmente en Fitoterapia, así como sus brotes en Gemoterápia, por sus propiedades principalmente diuréticas y sus beneficios en el sistema osteo-articular.

Sin embargo, la savia, jugo transparente de las entrañas del árbol, constituye un programa depurativo por sí misma, usado desde el siglo XII por algunos pueblos del norte del continente. En la actualidad, es un método habitual de detoxificación en primavera, único momento en el año en que se puede recolectar y consumir.

No debe confundirse la savia con el zumo de abedul, pues este es una decocción de las hojas y no comparte todas las propiedades de la savia ni cuenta con su importante poder depurativo.

La recolección 

Se realiza directamente del árbol y en un momento preciso, al comienzo de la primavera, cuando la salvia sube por el tronco, antes de la aparición de las primeras hojas del abedul. Es un proceso artesanal, que se lleva a cabo por la mañana. El periodo de recolección dura tan sólo 3 o 4 semanas a partir de finales de febrero, pues una vez que las hojas empiezan a salir la salvia adquiere un color blanquecino y es demasiado tarde para consumirla.

En principio se trata de un método sencillo que cualquiera puede realizar. Para ello, es necesario una botella con tapa, un taladro, y un tubo o pedazo de manguera delgada. Debe realizarse un agujero de 6mm de diámetro y de 3cm de profundidad en el árbol a un metro de altura desde el suelo, y un agujero de 6,4mm de diámetro en la tapa de la botella. Seguidamente se introduce un extremo del tubo en el árbol y el otro en la botella. y sólo hay que esperar 12h a 24h. Pueden llegarse a recolectar entre 4 y 7 litros de savia al día.

En la práctica, no es tan sencillo pues el árbol debe ser suficientement grueso y debe tratarse de la variedad Betula pubescens (o Betula alba). Si se realiza en un medio salvaje, debe cubrirse la botella para evitar un incendio o el accidente de un animal. Además, una vez finalizado el proceso, debe “curarse” la herida hecha al árbol para que este no enferme ni muera. Es por ello que existen recolectores profesionales a quienes es sensato dejar hacer su trabajo.

Una vez embotellada, debe guardarse en el frigorífico, pues no admite conservantes, y consumirla de inmediato. Si realizamos una cura de 21 días, al final de la cura será blanquecina y su sabor habrá cambiado un poco, lo cual no disminuye su acción.

Las propiedades

La savia de abedul destaca por su contenido en sales minerales que le otorgan sus conocidas propiedades, además de hacer de ella un “ahorrador de minerales” a pesar de su potente acción diurética:

  • el silício oránico aporta flexibilidad a las articulaciones.
  • el calcio y el fósforo refuerzan los huesos y los dientes.
  • el magnesio y el litio ejercen una acción benéfica sobre el sistema nervioso, librándonos del “blues” del invierno.
  • el selenio y la vitamina C combaten el estrés oxidativo.

Su acción diurética viene dada por su contenido en heterósidos (betulósido y monotropitosido), de la misma forma, que la presencia de ácido málico justifica su acción sobre el hígado y la liberación de la bilis.

Entre sus 17 aminoácidos, encontramos la glutamina la cual vivifica el espíritu, así como una forma de ácido salicílico, de la familia de la aspirina, también presente en la savia, le otorga una acción analgésica y anti-inflamatoria.

Sin olvidar su aporte de vitaminas A, E, D3, C, B1, B2,, B3, B5, B6, B8, B9, B12 y K1.

Como guinda a sus virtudes, debe saberse que es  hipocalórica pues 100 mililitros de savia contienen unas 20 calorías, siento apta para aquellos que desean perder peso.

La cura

Es tradición en la Naturopatía hacer curas de 21 días, pues se considera que este es el tiempo que precisa el organismo para librarse de las toxinas y regenerarse (recordemos que las células hepáticas viven un mes), y la cura de la savia de abedul no contradice esta regla.

De modo que se recomienda tomar un vaso de esta bebida casi transparente, fresca y casi recién salida del árbol, cada mañana en ayunas durante tres semanas, lo que suele equivaler a un litro por semana. De hecho, a menudo se comercializa en botellas de 1 litro o en envases de 3 litros.

No olvidemos que de nada sirve consumir un producto depurativo si no acompañamos con la alimentación. Así pues, es aconsejable evitar durante este periodo los “alimentos ” tóxicos y anti-nutrientes como el café, las grasas, el azúcar, los alimentos refinados y transformados, es decir, los sospechosos habituales, y, si nos tomamos en serio la cura, hacer una buena “detox” de primavera, ahora que, según la Medicina Tradicional China, el hígado está en pleno auge y podemos pedirle horas extra. A los que quieran lanzarse, les recomiendo el artículo de este blog “El drenaje de los emuntorios en primavera”.

Como precaución, aquellos con problemas renales, en tratamiento farmacológico o con problemas específicos de la salud, es aconsejable consultar con un profesional antes de consumir la savia de abedul.

Al resto, les aconsejo encarecidamente esta cura sencilla, eficaz y directamente extraída de lo más íntimo de los bosques, para reforzar el organismo y vivir al máximo de nuestro potencial.

Articles recommandés

0 commentaire

Laisser un commentaire