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El estado Sweet Chestnut es la noche oscura antes de que salga el sol, el pasaje de la oscuridad a la luz, el momento en que tocamos fondo. Cuando sentimos que hemos explorado todas la posibilidades sin éxito, y que no hay solución. Aquellos con una relación complicada con la comida, pueden bien identificarse con esta situación.

Por un lado, están las personas con dificultades para perder peso, que han probado diferentes tipos de régimen sin éxito. Su empeño no ha dado resultados y sienten que no podrán jamás deshacerse de sus kilos de más. Quizás no han encontrado todavía la dieta que les conviene, o quizás no han perseverado lo suficiente, pero en cualquier caso, se da un sentimiento de aflicción profundo y la sensación de que ya se ha intentado todo y de que su caso no tiene solución.

En mi experiencia con clientes a quienes he aconsejado programas dietéticos para equilibrar su peso, se da a menudo, después de una primera fase de adelgazamiento más o menos rápido, una fase de estancamiento, cuando no de retroceso, en que durante algún tiempo el peso se estabiliza pero no desciende más. He percibido que en este momento, a veces la persona se dice a sí misma que de ahí no va a bajar, y abandona la dieta. Para algunos, Gorse puede ser indicado, pues ayuda a no tirar la toalla,  pero si realmente existe un sentimiento de desesperación, Sweet Chestnut puede ser el empujón que les impulse a persistir y confiar en que la situació puede mejorar.

Por otro lado, también la persona que intenta superar la adicción a algún alimento o hábito, puede llegar a un punto álgido de síndrome de abstinencia en que siente que no va a poder superar su dependencia. No olvidemos que el azúcar es tan adictivo como otras substancias tipificadas como “drogas”, aunque no lo identifiquemos como tal. En este caso, el sufrimiento puede ser intenso pues la comida nos rodea y forma parte de nuestra socialización, por lo que uno puede sentir que el “demonio” va a estar siempre al acecho y que no vamos nunca a saber ignorarlo para poder exorcizarlo.

Estas son circunstancias delicadas, pues en su desesperación, la persona puede sentirse impulsada a usar la comida para calmar su angustia y su sentimiento de abandono, cayendo en un círculo vicioso del que es a menudo complicado salir. Quien más quien menos, ha pasado por uno de estos peligrosos laberintos, sabéis de lo que hablo.

El castaño dulce, flor de la redención, nos ayuda a retomar las riendas de la situación y confiar en que la solución está al llegar. Puede ayudarnos a valorar las ventajas que aporta el hecho de adoptar hábitos saludables, y que el sufrimiento que nos causa la abstención es pasajero y acabará por desvanecerse para dejar paso a la paz y a una relación sana y equilibrada con los alimentos, para poder disfrutar de la vida en todo su potencial.

castanea sativa

Fuentes:

 

 

 

 

 

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